jueves, 9 de octubre de 2008

¡Taxas!


Cuando viajas a otro país es un alivio que su moneda esté por debajo de la del tuyo, y más en los tiempos que corren...
Venir a Canadá es una buena idea, incluso por eso. No obstante, las diferencias se van acortando y hay un detonante que desequilibra la balanza: ¡Las taxas!

Entras en una tienda y lo primero que haces es fijarte en los precios... Si el coste es de 30 dólares, piensas por tu cuenta que equivale a 30 euros. En el fondo, sabes que no, eres consciente de que es menos, y para que os hagáis una idea -en este caso concreto- estás pagando por ello 21,75 €. Entonces, te tranquilizas un poco.

Cuando llega la hora de pagar, te das cuenta de que la realidad es otra, ¿por qué? porque las taxas no están jamás en las etiquetas y tienes que pagarlas hasta para tomar un café...

Ayer me compré una tarjeta canadiense para el móvil y lo vi de la forma más clara. De los 75 dólares que costaba (54,34 €) con su saldo y de más... el total fue de 84 (60,92€)

A pesar de todo, me sigue encantando este lugar del mundo...

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