martes, 16 de diciembre de 2008

Tres días, 300 artistas


Vancouver cuenta con una vida cultural que hay que saber apreciar y sobre todo, encontrar. No es tan fácil como en las grandes ciudades donde antes de llegar, sabemos lo que hay y lo que no. Quien va a Madrid y está interesado en el arte con que esta gran capital cuenta, sabe antes de aterrizar que El Prado es uno de los emblemas más visitados.
He oído en más de una ocasión que el museo no es para tanto y la verdad es que discrepo un poco, pues no se puede visitar la gran pinacoteca como el que pasea por el Retiro. Si bien es cierto que cuando uno va quiere verlo todo, esto puede ser un gran error, aunque tambien hay que tener en cuenta el grado de afición y las ganas que uno le ponga.
Lo mejor, por tanto, es ir al grano. Dar un paseo está bien, pero entrar en todas las salas puede convertirse al final en un laberinto, porque en un primer momento, casi todas las obras llaman al acercamiento, conocer el autor, cuándo se pinto, los materiales, saber un poco el contexto. Eso está bien, es una sensación agradable, pero es mejor quedarse corto que observar demasiado, porque llega un momento en que miramos, miramos, pero ya no vemos nada, y lo que en un principio nos interesaba casi pasa desapercibido... tal es la borrachera que llevamos de formas geométricas con personas y paisajes...

Si buscamos un poco de información sobre Vancouver, nos encontramos con El museo de Ciencias y el Antropológico como base inicial. Lo bueno es que, una vez aquí, ves que no sólo es eso, y además de las galerías convencionales, hay que estar con los ojos bien abiertos por si hay algún evento que no queremos perdernos. La familia también juega un rol importante, siempre va a saber más acerca de la ciudad que cualquier estudiante.

Uno de los acontecimientos más destacables es el "Eastside Cultural Crawl". Se trata de un festival anual en que artistas de la zona este de Vancouver, trescientos para ser exacta, abren las puertas de sus estudios durante tres días para todo aquel que quiera visitarlo. Aunque los precursores comenzaron en 2004, cuando cuatro artistas abrieron sus estudios; el encuentro se torna oficial en 1997 con la participación de cuarenta y siete artistas. Cada año se van sumando más y más como podéis comprobar.

En este festival pasa un poco como lo que he comentado de El Prado. Es imposible verlo todo en tres días, así que lo mejor es moverse por zonas o tener muy claro qué es lo que te interesa, saber dónde está y hacerte una buena ruta. Aunque lo que más predomina es la pintura, también cuenta con cerámica, fotografía, escultura...

domingo, 14 de diciembre de 2008

Ahora, nunca a deshora


Cuando llegamos a un sitio nuevo, a veces, dejamos que en unas semanas, la magia se esfume. Vemos otros lugares, pero no con la misma expectación que cuando nuestros zapatos estrenaron el suelo...

En los momentos en que me acostumbro a algo, mi consciencia se activa para recordarme que aún hay mucho por conocer, muchas calles por recorrer... y uno de esos momentos llegó cuando salí de la clínica. Puesto que iba con la idea de que las noticias serían buenas desde la noche anterior, que la doctora me dijera que no había nada roto, no me sorprendió mucho. Cierto es que una parte de mí estaba algo intranquila, pues nunca se sabe...

Con el 100% de la balanza en positivo, salí de la clínica con una amplia sonrisa. Las nubes habían abandonado Vancouver, y el cielo, azul, abierto para el sol, llenaba de vida a esta ciudad. Caminé por el tramo de una calle que nunca había visitado anteriormente y llegué a una zona que se llama
False Creek, es bastante amplia y la anduve tres semanas atrás, pero justo esa parte, no.

Hablé con mi madre para comentarle el resultado de la cita, mis noticias eran buenas, pero no lo que escuché al otro lado del teléfono. Molly, nuestra perrita, después de pasarlo mal, se ha tenido que marchar... Aunque en ese momento me puse muy triste, pensé en todo lo bueno que me estaba ocurriendo. Estar en donde quiero, que finalmente no me haya partido el dedo, la suerte de poder ir en navidades a Málaga, el SOL...


Seguí caminando, componiendo los pensamientos de colores positivos. Aunque el día era frío, yo no lo sentía... la estrella amarilla calentaba los pantalones negros -que si bien en verano es lo menos recomendado, en invierno es la mejor elección-.
Me iba fijando en todo lo que veía a mi paso, fotografiando con la mente aquello que más me gustaba y un nudo en el estómago reflejaba lo emocionada que estaba. Molly ya no va a sufrir más, las navidades están muy cerca, lo que me rodea es precioso, ¡estoy en Canadá!

A veces adelanto un pie, después otro, no pienso, sólo voy.

A veces camino, adelantar un pie significa avanzar.
A veces basta con observar lo que me rodea y cuando me quiero dar cuenta, paro en seco, miro hacia atrás y veo cuánto he caminado.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Eso está partido...


El martes por la tarde estaba en la escuela esperando a que unos amigos arrancaran para ir a tomar una cerveza. Hay quienes acaban esta semana su estancia en Vancouver, con lo que hay que aprovechar al máximo...

Después de consultar el correo, las noticias, tuenti, facebook y escuchar música; salí a la sala central, el núcleo de la escuela. Hay una mesa de billar... y haciendo lo que no debía hacer... es decir, deslizar las bolas bruscamente con tres personas más, tuve la mala suerte de recibir un golpe bastante fuerte en el dedo meñique de la mano derecha. Vi las estrellas, pero pensé que sería algo momentáneo...
Pasaron las horas y el dolor persistía...


Al día siguiente amanecí con la tercera falange morada y como algo me rozara esa parte del dedo... mejor no pensarlo.
¿Qué sucede con la gente cuando nos pasa algo?

1) El "Eso no es ná": A mí me pasó lo mismo, eso con un poco de hielo se pasa, estarás un poco molesta, pero no tienes porqué preocuparte.
Te acabas de dar el golpe, estás rabiando, pero por el momento sólo está un poco inflamado. No sabes si quedarte con las experiencias de los demás o empezar a pensar en buscar una solución más fidedigna.


2) La persona cauta: "Bueno, no tiene muy buena pinta, pero por lo que puedo ver, es una falange que si se te ha roto, no te van a tener que poner escayola. De todas formas, estate tranquila, ve al médico a ver qué te dice."
Ésta suele ser la persona que acierta, la que sí sabe algo del tema. La que piensa antes de dar sus argumentos acerca del incidente y las posibilidades que tiene la zona afectada en cuestión.

3) El médico pesimista o masa:
Lo más popular es la opinión fundamentada en lo que se ve y en la certeza de la intuición que surge al ponerse en lo peor: "Uyss.... por lo morado que está, yo creo que te lo has partido... sí, sí... no te lo puedo asegurar porque no soy médico, pero casi seguro"
Entonces es cuando piensas... "pueden tener razón, es verdad que está muy morado. Uf... y en 10 días voy a Málaga, ¿cómo voy a preparar todo y cómo voy a tirar de la maleta con la escayola?"

4) La verdad absoluta: Después de un duro golpe y dos cervezas, llega una a la casa de la familia canadiense. Como en principio no le quiere dar demasiada importancia, no dice nada. Pero cuando al día siguiente se lo ve, un poco pesimista se lo muestra a la señora de la casa, y ésta, antes de escuchar, tan sólo viéndolo, muy convencida y sonriendo, dice: "Te lo has partido".
Entonces, piensas en el seguro médico, es el momento de contactar y comprobar si es verdad que tienen cobertura internacional.

Tras llamar a Sanitas y explicar mi caso y el lugar del mundo en el que me encuentro, me dicen que en una hora me llamarán, que van a buscar una clínica a la que pueda ir en Vancouver.
Después de una hora y cuarto de espera, recibo una llamada de una chica muy amable que trabaja para Sanitas en Toronto. Vuelvo a explicar el caso... y espero hasta que da con el sitio al que puedo ir... Me dan cita para el día siguiente, estoy tranquila y pienso que en el peor de los casos, se trata del meñique... podría ser peor,,, el índice, dos dedos, un tobillo...

Por la noche, me toco la unión de las tres falanfes y cuál es mi sorpresa al comprobar que no rabio de dolor. Comienzo a mover el dedo y veo que puedo acercarlo hacia la palma de la mano, despacio y con cuidado, debido a lo hinchado que está... Sonrío y convencida pienso que, definitivamente, ningún hueso ha debido hacer "crash" dentro de la cúpula morada en la que se ha convertido el meñique y también pienso en la persona del segundo ejemplo, en lo acertada que creo que está.

...Y vuelvo a sonreír...

domingo, 7 de diciembre de 2008

La casualidad y la intención


La suerte, la mala suerte, el por los pelos, el casi, el azar. La realidad, como una moneda, tiene dos caras. Por un lado, la tuya, por otro, la de los demás...

Vas a la parada de autobús, a ciegas horarias, no sabes la frecuencia con la que pasa, no sabes si llegarás al mismo tiempo, un segundo antes o dos después... y sólo te queda pensar antes de girar la calle que ojalá lo veas en la parada que precede a la tuya...
Quieres cruzar la carretera, el autobús está a unos metros, quieres cruzar pero algo te lo impide,;los coches con un carril para cada sentido, uno que va, otro que viene, y entre tanto, la lluvia. Entonces, calculas el espacio entre vehículos, sabes que te da tiempo a ir al otro lado, y cuando lo estás haciendo ves que el autobús parece que está en una carrera y pretende hacer de la parada un bonus para ganar tiempo y con suerte, llegar un segundo antes a cada una de las siguientes estaciones para vencer y llegar al punto final sin pasajeros.
Haces señales de humo, está lloviendo, pero tu paraguas, horrible como es, siendo la garantía de que no se te va a perder ni nadie te lo va a robar... se abre y se cierra, mientras tus brazos se alzan pidiendo auxilio para no perderlo y así llegar puntual...
Pero no hay nada que hacer, el conductor te mira y no para porque te has quedado a cinco metros de la parada... y tú, ahora con los bajos de los vaqueros mojados, notando cómo te cala por dentro, después de los nefastos malabares, te relajas y te preguntas: ¡-¿Por qué coño no ha parado!?- Pero no hay respuesta y te quedas pensando en lo injusto que ha sido, que por dos segundos te hayas quedado en tierra... ¿qué habría sucedido si tu día hubiera comenzado un minuto antes? ¿qué habría sido si al salir de casa, no hubiera estado lloviendo y por consiguiente hubieras ganado el tiempo que perdiste sacando el paraguas y abriéndolo?

Y llega el momento de regresar. Sigues sin saber el horario, la lluvia es más persistente, pero tampoco vas con mucha prisa, tan sólo tienes que llegar a casa, y con la que está cayendo, te gustaría ahorrarte el diluvio en la caminata que hay desde la parada a tu puerta.
Esperas, esperas, confías en que no quede mucho para que llegue, que ojalá no haya pasado el último.. Piensas que por lo menos ahora estás en la parada y el conductor no va a poder pasar de largo, que ahora ganas tú la carrera. Piensas en la suerte, la mala suerte, el por los pelos, el casi, el azar. Piensas en los momentos en que has llegado al mismo tiempo, en los que te has quedado en tierra por un segundo, en los que te has quedado esperando una hora... en la de veces que has maldecido al transporte público... y sabes que lo que para ti es un juego o una putada, según se mire... para otra persona no es más que un trabajo con un horario fijo... que lo que para ti es incertidumbre, para otra es rutina. Que lo que para ti es casualidad, para la otra es intención... Digo intención porque lo de la casualidad y causalidad es algo que está tan manido que ya pierde la gracia... y cuando se abusa tanto de un registro como ése es que nos hemos quedado sin opciones y nos convertimos en simples jugadores de palabras muertas...

jueves, 4 de diciembre de 2008

Isla de Vancouver (Victoria)


Viajar por Canadá no tiene nada que ver con hacerlo por cualquier país de Europa. Teniendo en cuenta que es el segundo estado más extenso del mundo -precedido únicamente por Rusia-, es fácil hacerse a la idea...
Uno de los destinos que más me llama la atención es Montreal, pero basta mirar en un mapa para saber que se tarda prácticamente lo mismo en llegar a la Francia de Norteamérica que desde ese punto a Frankfurt, con lo que la aventura queda más en un comentario anecdótico que en una realidad. Poco más de cinco horas en un avión y has llegado a Montreal... ¡como para ir de mochileo en un autobús!
Está claro que el país ofrece más destinos, pero cercanos no hay muchos.

Me pareció muy curioso, hace unas semanas una profesora que tiene familia en Calgary, provincia de Alberta -donde el frío congela el tiempo- iba a ir a pasar unos días. Le pregunté si se tardaba mucho en llegar y me dijo: -No, sólo una hora y poco en avión. Fue muy gracioso, teniendo en cuenta que lo comparo con España... donde en poco más de una hora vas de Málaga a Barcelona por transporte aéreo y si alguien nos pregunta, decimos que está lejos. Pero aquí, eso no es distancia, claro... si tenemos en cuenta que lo de viajar en coche es casi una broma.

Vancouver disfruta del buen tiempo gracias a "Isla de Vancouver", la más grande de la costa oeste de América. Entre ambas orillas se encuentra el Estrecho de Georgia.
Por eso mismo, no sólo tenemos la opción de visitar grandes capitales y cadenas montañosas rodeadas de hermosos lagos.
En esta isla se encuentra la capital de Columbia Británica, "Victoria". Recibe este nombre por la que fue reina de Canadá y Reino Unido entre 1837 y 1901.

Cuando le dije a mi familia canadiense que estaba pensando en ir a la isla, pero más adelante porque sabía que haría sol, me dijo que ni se me ocurriera, que mis planes no pueden depender del tiempo. En eso tienen razón, la cuestión es que no me equivoqué de día sino de estación. Teniendo en cuenta que tienes que coger un autobús para ir al ferry y entonces, partir rumbo a la isla, te queda un viaje muy largo que es mejor posponer para el verano. El sitio en sí es muy bonito y da tiempo a visitarlo en un día.

Partí con dos amigas rumbo a la isla a media tarde, pero cuando nos subimos en el autobús para hacer todo lo que acabo de contar, ya era de noche... cinco de la tarde con el cuerpo de once de la noche...
Nada más llegar, nos dispusimos a buscar el albergue en que nos íbamos a quedar. El sitio en sí merecía mucho la pena, tanto el personal como las instalaciones y los clientes, todos jóvenes, proporcionaban un clima muy relajado y distendido. De las paredes colgaban cuadros con colores muy vivos; los pasillos y las puertas me recordaron un poco a la academia de arte de Caótica Ana.
Puesto que habíamos cenado en el barco, decidimos tomar una cerveza en el bar del albergue, donde esa noche tocaba música en vivo. He de reconocer que la voz del cantante no era muy allá, pero el conjunto en sí, con los amigos aplaudiendo y bebiendo, quedaba gracioso. Estaban como en casa y no tenían que mostrar nada a ningún público, sencillamente tocaban para ellos.
Para una vez que sólo queremos beber una cerveza y no comer nada... por el mismo precio tenías una tapa... así que nada, comer, comer y comer...
Ya que pretendíamos madrugar y la noche no estaba como para dar paseos... nos fuimos a dormir.

Amanecimos en Victoria con una mañana fría y nublada que amenzaba con lluvia. Tras el desayuno, nos dispusimos a recorrer el centro de la ciudad. Me gusta caminar observando todo lo que veo a mi paso, sobre todo cuando se trata de un sitio al que voy por vez primera y problablemente no vuelva a pisar. En un primer momento, no había mucho movimiento ya que era un día festivo, "Remembrence Day", fecha señalada que tiene lugar el 11 de noviembre y en la que recuerdan a todos los fallecieron en las dos guerras mundiales.

Tras encontranos con un desfile y ver el exterior del edificio legislativo, seguimos descubriendo la ciudad. Nos encontramos con una oficina de turismo y vimos que la mayoría de los lugares de mayor interés estaban cerrados. Por otro lado, la opción de visitar los jardines quedaba un poco a un lado, pues a mediados de noviembre no es una buena fecha para ver flores.

Al salir nos encontramos con un hombre muy simpático que por 10 dólares (cada una) nos dio un paseo en su pedicab, y la verdad es que fue la mejor inversión que pudimos hacer en la isla. Nos llevó hacia el barrio chino, nos dio varias fechas de los edificios históricos y los lugares más emblemáticos, también del bar más antiguo -al que por supuesto quise ir después, pero estaba cerrado-. No obstante, pude ver algo a través de la ventana y suponer que las paredes y la fachada son las mismas, pero que el lugar en sí, con los años se ha convertido en un restaurante de lujo.

A pesar de que no salió el sol y el frío era indescriptible, no nos llovió. Sin embargo, tengo la intención de volver cuando haga buen tiempo para así poder visitar los jardines, y por supuesto, el museo de B.C, el más imporante de toda la región. Tengo ganas de verlo, entre otras cosas, porque en este momento está cerrado el museo de Antropología de la universidad y es el único sitio donde se puede encontrar información acerca de las primeras naciones de Canadá.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Y nos lavamos las manos...


Las soluciones, a menudo, dejan bastante que desear...

Después del capítulo del Consulado, fui a la escuela para contar todo lo que había pasado. Quería una explicación y sobre todo, una solución. En un primer momento, estaban más sorprendidos que yo, al parecer siempre lo hacen de esta forma... los alumnos pagan antes de obtener el visado.

Me dijeron que mandarían una carta al Consulado para decir que han cometido un error y me tendrían que haber dado el visado. Entonces, si accedían... no tendría que ir a Seattle, pero sí a la frontera a recoger el permiso...

Al final me han dicho que no lo pueden hacer, con lo que deduzco que la gente que ha hecho lo que yo, tenía pagado el curso para estar seis meses, pero antes de pagar más, han solicitado el visado...Total, que se lavan las manos...

Después de esta deducción, las cosas me siguen resultando extrañas... hay un chico mexicano en la escuela que ha conseguido una visa para estar un año después de haber pagado el curso...¿por qué no me la dieron a mí? ¿es posible que un mal día de un funcionario te arranque un derecho?

Las opciones que me ofrecían (por decir algo);
  1. volver en marzo
  2. enviar la documentación a París
  3. volver a solicitar el visado en Seattle
  4. pasar del visado: puedes estar seis meses, entonces, volver a tu país y regresar a Canadá; al llegar al aeropuerto te vuelven a sellar para estar otros seis meses
La primer opción estaba descartada; no pienso volver en marzo cuando mi intención es hacer unas prácticas.

La segunda no me queda muy clara, pues eso lo tengo que hacer cuando esté en España y no es que la navidad sea la mejor fecha para que París conceda nada.

No pienso volver a pisar el país vecino en no sé cuánto tiempo... es una situación tan incómoda que se me quitan las ganas... la verdad...

Pasar del visado es lo mejor... Lo único negativo de este punto es que quería quedarme hasta finales de julio, principios de agosto... y va a ser my complicado. En marzo haría los seis meses en estas tierras, pero en navidades estaré en Málaga y cuando vuelva comenzará otra vez la cuenta atrás hasta completar de nuevo los seis meses (así que acorto la posibilidad de estar por dos meses más...)
El 19 de enero empiezo un curso para prepara el First Certificate, así que llegaré uno o dos días antes y así me quedo hasta el 19 de julio...

Lo mejor: estaré más tiempo en Málaga
Lo peor: desconexión por más de tres semanas con el inglés

martes, 18 de noviembre de 2008

Visado, el nuevo deporte de riesgo


Tras subir en una escalera mecánica a la primera planta de un edificio, atravesamos una puerta de cristal. Allí se encuentra un policía que dice:

-Lo que buscáis está en la sexta planta, pero hasta las 7:45 no podéis subir-.
-De acuerdo, gracias-. Volvemos a salir por donde hemos entrado y esperamos.
-No, tenéis que esperar abajo-

Con cara de no entender nada, volvemos a bajar en la escalera mecánica y esperamos en el hall durante unos quince minutos.

¡Bienvenidos al Consulado de Canadá en Seattle!


Si eres de Europa no tienes tantos problemas para estar en EEUU y Canadá como los que proceden de Centro o Sudamérica. Lo único que has de saber es que tienes permitido quedarte seis meses como turista, -eso implica que puedes estar en una escuela, pero no puedes trabajar-. Si quieres estudiar por más tiempo o conseguir un empleo, has de solicitar la visa correspondiente. Viajar a Canadá para estudiar inglés es un destino muy acertado, sobre todo si eliges una ciudad como Vancouver. Siempre que pensamos en este país norteamericano, lo primero que se nos viene a la cabeza es el frío que hará en invierno, los interminables días de nieve, las noches tan largas y la imposibilidad de salir a la calle por las extremas temperaturas que oscilarán entre noviembre y febrero. Y por si fueran pocas razones, siempre queda pensar en lo lejos que está... En realidad, Canadá, siendo un país tan grande, alberga varias posibilidades. Vancouver, situada a orillas del Pacífico ofrece un otoño frío y lluvioso, pero ambos son soportables. Además, el hecho de que llueva con tanta frecuencia hace que disfrutes y agradezcas los días soleados más que en España.

7:45- De nuevo la escalera mecánica, la puerta de cristal, y finalmente, el ascensor. Tres personas-contando conmigo- nos dirigíamos hacia el consulado; mientras una cuarta iba hacia la octava planta. Cuál fue nuestra sorpresa al ver que no hubo parada, el ascensor pasó de largo... y entonces, el que había logrado llegar a su destino nos dijo que hacía falta una llave para que el ascensor funcionara antes de las ocho...
Estuvo muy bien encontrar a dos personas non gratas en tan poco tiempo... Menos mal que alguien había llamado a la máquina que sube y baja y y por fin, llegamos a nuestro punto de destino...

Cuando llegas al consulado, tienes que pasar por un control... Que si la chaqueta, la mochila, el móvil... es como prepararte para viajar y quedarte en tierra, ya que sólo vives lo inseguro y lo incómodo de la situación.
Lo primero que tienes que hacer es coger número, y entonces, sólo queda lo mejor, esperar...
Dado que me llamaba "12", la espera no fue muy larga, lo justo para mirar a mi alrededor, una habitación con una luz opaca, fría, enferma; y un clima tenso. Sobre todo porque hay un policía dando vueltas y mirando continuamente como si estuvieras haciendo algo malo, como si fueras a atacar en ese espacio canadiense que se encuentra en el país vecino.

Después de revisar la documentación, contar el dinero una y otra vez, pienso que después de todo, nada puede ir mal. Tanto con el chico mexicano que conocí en el autobús, Daniel; como con la española que acababa de encontrarme, el tema de conversación estaba dedicado en cuerpo y alma a la visa.

Y por fin, el panel luminoso llama a "12"; me dirijo a la ventanilla 3, y le doy la documentación a una señora no muy simpática que se encuentra al otro lado. Me dice que me falta rellenar algo, y por ese mismo motivo tengo que volver a coger número...
Ahora me llamo de otra forma, soy "30", aunque suene más lejano, es más redondo, y quién sabe, quizá de suerte... ¡No! en realidad me entró un cabreo importante que guardé para mí por tener que volver a la "máquina bautizadora" de nombres instantáneos.

Espera, espera, espera... los números ya van desordenados y el consulado se convierte en la tómbola más lenta de la historia. Y entonces, llaman a 30 y corriendo voy a la ventanilla 4, entrego la documentación, y aún faltan dos cosas por rellenar... tan sólo tengo que escribir una palabra y una fecha, que es el tiempo que puedo estar en EE.UU... menos mal que me dejaron completarlo al instante.

Cuando por fin todo parece funcionar, me da un papel en el que tengo que rellenar dónde he estudiado el bachillerato y la universidad con sus corresponientes años. Más abajo, los viajes que he realizado en la última década, cuándo, dónde y por qué.
No pasa nada, tengo tiempo, no sé cuándo van a volver a llamarme para pagar el visado... espero, espero, espero... y 30 vuelve a aparecer en el panel. Esta vez me recibe una señora mucho más simpática, le doy los 105 Usa dollars y me responde agradecida y deseándome una buena mañana. ¡Esto es otra cosa!

Entonces, vuelvo a tomar asiento, y espero, espero, espero...miro las advertencias que cuelgan de la pared:
-No comida (podrían dejarte, con todo lo que esperas, entra hambre)
-No teléfonos (estaría bien para ir avisando a la familia, amigos...)
-No pistolas (está de más que haya que dejarlo por escrito y no se de por hecho, cuando lo lees, no sabes si reír o llorar.)

Si había olvidado la razón por la que no quería estar en EE.UU, el recuerdo viene tan rápido como una bala -nunca mejor dicho-. Lo siento, pero vivir en un país donde es más fácil obtener un arma que un visado, no es mi estilo.

Quiero ir al baño, pero espero por si acaso me llaman, y el tiempo pasa... lento porque mi número no es requerido; rápido porque hay que coger el autobús para regresar a la tierra prometida. Nunca antes había tenido tanto sentido como en ese momento "Quien espera desespera". En ese tiempo, la cabeza sigue dando vueltas, imaginando cómo será entrar en una de esas habitaciones, si será igual de frío que entregar la documentación; si habrá una persona educada, si será simpática, si tendrá un mal día. También si la decisión de concederte el permiso está tomada o si el azar juega hasta que tu número entra y cierra la puerta.

Voy al baño y Murphy aplica su ley. Menos mal que el chico mexicano, Daniel, llamó a la puerta para avisarme... después de estar más de una hora esperando para la última fase, ¡LA ENTREVISTA!

-Hola
-Hola
-Estás estudiando en Canadá
-Sí
-Estás haciendo un programa que finaliza en julio
-Sí
-No puedes hacer eso.
-Con cara de sorpresa, -¿por qué?
-Has pagado un curso que dura más de seis meses antes de obtener la visa. Has estado estudiando ilegalmente en Canadá.
-No, no, la escuela me dijo... hay muchos estudiantes que hacen lo mismo que yo
-No, las reglas son muy claras, y tu escuela debería saberlo
-Yo vine para seis meses y estando aquí decidí quedarme más tiempo, la escuela me dijo...
-No, te puedes quedar hasta marzo.
-¿No hay ninguna solución, nada que se pueda hacer?
-No, en marzo te vas

En ese momento, un millón de cosas me pasaron por la cabeza, sobre todo porque me gustaría haber dicho lo que no se puede decir. Me hubiese encantado hablar acerca de la cantidad de gente ilegal que tienen en el país, el incontable número de personas que vive en Vancouver sin techo, pidiendo, bebiendo, fumando y drogánose un día tras otro...
Me hubiese gustado decir lo que pensaba acerca de la razón por la que no me concedían la visa, que más estúpida no podía ser... tan sólo porque pagué el curso antes de obtenerla... ¿es un motivo tan significante? ¿un error tan grave? puedo estar seis meses y tan sólo llevo dos, ¿cómo va a ser un mal momento para prolongar mi estancia?

En ese momento supe cuánto me gusta Canadá y su gente, pero cuánto odiaba al consulado, como en cualquier país... es lo peor del gobierno, y me entristecía un poco pensar que ese espacio de Canadá en otro estado era tan diferente a lo que conocía...

Y pensaba en mi familia, en lo mal que lo pasaría si comunicaba la noticia. En las caras que tendrían si estuvieran conmigo en ese momento, en el abrazo que me darían, en las palabras de consuelo. También pensé en lo disgustados que estarían con la situación. Y entonces, decidí no decir nada hasta hablar con la escuela y tener una respuesta. No quiero que se preocupen estando tan lejos.

Sólo me queda pensar que los que trabajan ahí también son números, un día tuvieron que serlo para obtner ese trabajo... y se lo tomaron tan en serio, y se lo creyeron tanto... que renunciaron a ser personas para ser una cifra hasta que mueran. Números que firman, que sellan, que conceden y deniegan... números vestidos de jueces; pero números al fin y al cabo...

Cuando llegué a la frontera, las preguntas fueron aún más incómodas...
-¿Por qué has ido a Seattle?
-¿Por qué vienes a Canadá?
-¿Dónde vives?
-¿Cuánto dinero tienes?

Números disfrazados de militares que se otorgan el derecho de sembrar pánico. En las fronteras no somos personas, somos sospechosos. No somos turistas, somos intrusos. No somos personas libres sino borregos en línea esperando el toque de queda.



sábado, 8 de noviembre de 2008

Culinaria, una actividad internacional

Una de las ventajas de viajar y estudiar en una escuela de idiomas es la oportunidad de conocer otras culturas. Estamos tan segmentados, con unos ideales tan preconcebidos acerca de otros países -cuando nos encontramos en el nuestro-, que la experiencia es aún más positiva. Sobre todo porque por una vez nos tratamos como personas y no como insignias. Porque se deja a un lado el nacionalismo, las fronteras y los derechos mercantiles; la competencia por la superproducción.

No es sólo que dejemos a un lado todo eso, sino que a pesar de ser diferentes, nos respetamos más. Es curioso ver cómo en Korea es algo tan normal comer carne de perro o en Suiza la de caballo -que no sé cuál me sorprende más-.

Me gusta ver cómo la fusión cultural hacen de la casualidad un interés, un querer saber por lo desconocido, intentando comprender o simplemente respetando las diferencias. Porque al fin y al cabo, no es más que eso...

Anoche cemé en un restaurante koreano con un brasileño, una francesa, una suiza y tres koreanas. Claro, el sentido de ir estaba en probar la comida con gente de ese país.
Me habían advertido de que la mayoría de la comida es picante. Lo bueno es que no era para tanto, podías tragar sin problemas y después no asomaba una amenaza de carraspeo sin fin en la garganta.
Lo que más me llamó la atención fue una masa que hacen con el arroz, la textura es como la de una "chuche de goma", pero de sabor está muy bien.

En la foto podéis ver lo primero que tomé. Es un té que sabe a arroz hervido sin sal...-como cuando alguien está suelto del vientre o a dieta- Para ellos es como para los occidentales beber agua.
Desde aquí os animo a que si tenéis oportunidad, vayáis a comprobar que está muy bien. La mayoría de los platos llevan verdurita y el sabor en sí no es nada extraño.

Ya comentaré qué tal con los siguientes restaurantes... lo más seguro es que el próximo sea brasileño.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Alanis en el Orpheum de Vancouver

Si hay algo que mueve la curiosidad y las ganas de conocer una ciudad, la actividad lúdica-cultural es un plato fuerte que no nos cansamos de probar. La semana pasada me quedé con las ganas de ir al concierto de Moby... claro, cuando piensas en un concierto te lo imaginas cantando las míticas; en cambio, si es algo más electrónico... sabes que mucha gente se puede quedar atrás. La cita se ponía en verde a las 21:00 y finalizaba a las 03:00. El problema, por tanto, es que había más djs, no sabías a qué hora comenzaba su actuación y por supuesto, no iba a cantar... Hubiese entrado de todas formas, seguro que iba a ser una buena fiesta, pero la gente no estaba muy animada... y decidimos dejarlo pasar...

Y entonces llegó Alanis... el martes por la noche, en el Orpheum de Vancouver, un teatro que se inauguró el 7 de noviembre de 1927, con un exterior corriente -tirando a cutre- ; pero por dentro, sin duda, una joya digna de ser visitada.
Antes de que la rockera canadiense apareciera en escena, el telonero no estuvo nada mal, aunque no me resultó original en absoluto... Lo mejor fue cuando dio la noticia:"¡¡¡Obama es el nuevo presidente!!!" El público se levantó aplaudiendo, la alegría fue tal que me resulta imposible imaginar cómo habrá sido la reacción en cualquier sala de concierto o teatro de Estados Unidos.

Tras una larga espera con Portishead de fondo, mientras los técnicos preparaban la puesta en escena, llegó Alanis. Fue impresionante estar en un lugar tan mágico viendo en vivo cómo cantaba Uninvited, -que es la canción que más me gusta y con la que estrenó su actuación-... Disfruto cuando estoy en un concierto intentando averiguar cuándo llegará el ansiado tema, expectante, con la incertidumbre de si habrá un espacio para él... pero que lo toquen al comienzo es mejor que quedarte sin oírlo. Hubiese pagado sólo por ése.

Aquí os dejo una muestra de lo que supone ver, escuchar y sentir esta gran canción en directo... No es de Vancouver, pero al menos podéis palpar la esencia.

martes, 28 de octubre de 2008

¿Halloween o Carnaval?


No me gustan las fiestas tan acordadas porque pierden toda la gracia. Ahora que me encuentro en este continente, Halloween es algo que no admite un no por respuesta; está bien, puede ser divertido... pero al final se convierte en una regla, en algo estricto, todos nos ponemos de acuerdo para hacer lo mismo y a mí me resulta un tanto ridículo. Es como el baile de la Macarena o el Aserejé... de verdad que no le veo la gracia. (Eso sí, tomar las doce uvas, a las doce de la noche, el 31 de diciembre, no tiene precio)

Aún así, no deja de ser algo curioso, pues, aunque en España vaya cobrando mayor importancia... la fiesta consiste en ir a la casa de alguien o estar en algún local... En Canadá lo celebran por todo lo alto, y esto significa -según me han dicho- que no eres la única pringada, pues la gente va a trabajar con los disfraces... A mí eso me resulta un poco extraño, rozando lo sensacionalista... pero si ellos lo dicen...

La verdad es que aún no tengo nada claro el disfraz, lo que sí sé es que no me voy a pintar la cara, que después da más pereza quitarse todo el pringue... y más a altas horas de la mañana, cuando ya ha dejado de ser maquillaje para convertirse en una máscara tan adherida a la piel que forma parte de ella...

En Canadá, Halloween dura una semana. Comenzó el sábado pasado en Commercial Drive, una zona llena de bares y cafeterías que sin duda volveré a visitar. Me gustó cuando la vi, me pareció muy viva, pero también es verdad que anduve cuando ya era de noche y todo el mundo estaba disfrazado y lleno de complementos tétricos.

Me pareció curioso, aunque tienen un concepto muy distinto de "desfile"... Yo pensaba encontrarme con una cabalgata parecida a la que tenemos en el carnaval pero con aire fantasmagórico...
La realidad es que se trataba de una orquesta con un gigante y cabezudo que tocaba a lo "brasileiro".
Por otro lado, la decoración de las casas con calabazas, monstruos, fantasmas y de más... Era una fusión un tanto curiosa... música alegre con gente bailando y al mismo tiempo, la muestra de la muerte. Dos polos opuestos que al final parecían lo mismo.

No me gusta mucho Halloween porque no me llama mucho la sangre, el dolor, la putrefacción y los zombies... Aunque hay algo que me encanta: las calabazas y los niños pidiendo caramelos, ¡¡¡es algo que no me quiero perder!!!!

En España, aunque se celebre, estamos lejos de eso, quizá merece la pena dejar lo más auténtico a quienes pertenece la tradición...

domingo, 26 de octubre de 2008

Kitsilano


Kitisilano es una zona residencial con unas playas bonitas, no por la calidad de la arena, sino por el paisaje que puedes ver a través de ellas.

La mayoría de los estudiantes de la escuela viven en Burnaby, que está bastante más lejos del centro y al parecer no es que destaque por su belleza.

La zona en la que vivo es tranquila pero está en constante movimiento. La gente pasea, corre, monta en bicicleta y se relaja para leer en un banco de los numerosos parques que oxigenan del ruido de los coches y el asfalto.

Cuando vuelvo a mi casa, disfruto tanto con el sol como con las nubes y la lluvia. A la izquierda, un parque maravilloso con árboles de indescriptibles tonalidades viven el otoño de la forma más pura, sus hojas van cayendo y el suelo se transforma en una alfombra de colores cálidos en los que se hunden los pasos. Cuántas más hojas hay en el suelo, más disfruto del paseo.

A la derecha se descubre la playa como un balcón hacia el norte de esta ciudad del Pacífico. Una panorámica para retener siempre. Montañas al frente; a la derecha inmensos edificios del núcleo de Vancouver, Downtown.

Entre tanto, el mar...

domingo, 19 de octubre de 2008

Relajación e incoherencia; el desayuno


Me encanta desayunar sin prisas. Una mañana de domingo en la que despiertas tranquilamente, te incorporas, decides levantarte y llegas a la cocina en un estado que no queda muy claro.

Me encanta el sonido de los cereales adentrándose en el tazón y cómo el riego de la leche los eleva...

Me encanta desayunar tranquila, pero evitando que los cereales se conviertan en una masa blanda.

Me encanta cómo suenan dentro de mí, el crujir que resuena dentro de mi cabeza.

Me encanta desayunar cuando estoy recién levantada porque los pensamientos no terminan de ser coherentes, y parece que siga soñando... me encanta concentrarme en un pensamiento sin ser consciente de ello y de la misma forma, desde la inconsciencia, pasar a otro...

Me encanta desayunar porque es el momento de relajación y también el de diseñar.

La cerveza y el actor australiano


Es divertido cuando estás haciendo una cosa y alguien interpreta lo que tú no has llegado ni a plantearte...

Bien, estaba con dos chicas de la escuela, hice unas fotos a la cerveza para escribir un post... después he hecho una foto al pastel que estábamos compartiendo... y... de repente, una de otra mesa nos dice que dejemos de hacer fotos a su amigo, que es un actor famoso de Australia, y además, su novia es celosa... ¡Creedme que nos ha costado entenderlo! Más que nada porque en un principio pensaba que nos preguntaba si queríamos que nos hiciera una foto... o que nos estaba diciendo que se la hiciéramos a ellos... Era impensable el significado real de las palabras que salían por su boca...

Y claro, en una situación como ésa, en la que vas por la segunda jarra de cerveza, sólo te queda reír...pero qué risa más buena...
Después de reírnos más e imaginar mil cosas en lo referente al actor, el grupo se fue y él nos preguntó si se podía sentar con nosotras... Le dijimos que sí, total...
Al parecer, en lo único que había acertado la colega es en que era australiano, porque ni era actor ni era famoso... el que si lo era, supuestamente, era otro amigo... pero es que él no estaba cuando hicimos las fotos, ¡así que no lo entiendo!

¿Entendéis algo vosotros?

jueves, 16 de octubre de 2008

Acción de Gracias


El día de Acción de Gracias se ve tanto en las películas que al final no sabemos si es real o si es ficción... Lo que sí percibimos es que al otro lado de la pantalla parece ser un día señalado.
No sabemos si tiene que ver con Halloween o si es una fiesta navideña... ¡pero de lo que no dudamos en ningún momento es de que comen pavo!

Si buscáis información en Internet, podéis ver que hace referencia a Estados Unidos; cuando los colonizadores se encontraban en aquellas tierras, se quedaron sin recuersos y los aborígenes de la zona, los indios Wamopanoag, les ofrecieron los que ellos tenían. Posteriormente, se fue complicando la cosa...

En Canadá también celebran este día, pero la historia que me han contado, aunque esté relacionada con la comida, no es la misma. Al parecer, iban recolectando comida para el invierno, llegaba un momento en que ya no tenían más recipientes en el que guardarla, y ésa es la que da nombre a este día festivo que tiene lugar el segundo lunes de octubre.

A pesar de que el pavo asado es lo que más conocemos, también cuentan con un pastel buenísimo hecho de calabaza. Lleva huevos, azúcar, gengibre, canela y nuez moscada... ¡Buenísimo!

lunes, 13 de octubre de 2008

Un autobús diferente


Cuando estoy en España no suelo ir en autobús. O voy en mi coche o en el de algún amigo/a; así que el transporte público, me queda reservado a los viajes relámpago de distancias medias-largas, como el subir a Madrid para un fin de semana; o viajar a un sitio donde con el coche tardaría en llegar más horas de las que pensaba estar allí.

En Vancouver me muevo en autobús, no me gusta esperar y odio cuando lo he perdido por poco; esto me ocurre porque la mayoría de las veces no sé la hora exacta a la que pasa... Me gusta, sin embargo, ver a la gente que también lo coge y el bajarme sin tener que preocuparme por el aparcamiento, pues muchas veces se llega tarde a los sitios por eso mismo... es imposible encontrarlo y te ves con la obligación de meterlo en parking, así que después de merodear todas las posibles calles, aparcas, y a la vuelta te encuentras con la maravillosa sorpresa... ¡dar alimento al parkímetro para poder salir...!
Esto es muy posible que ocurra en Madrid, como llegues al centro en coche, la mayoría de las veces sólo te queda asumir que tienes que meterlo en un subterráneo, no se sabe si más caro o más estrecho, de cualquier forma, ambos excesivos.

La primera vez que me subí aquí en un autobús, me sorprendieron varias cosas:
  • Conductor muy agradable que saluda a todo el que entra
  • Salir por delante es algo normal
  • La puerta de atrás no es automática, has de esperar a que se encienda un piloto, y entonces, empujar un poco una barra de la puerta y se abre
  • La gente que va con silla de ruedas o con cochecito frecuentan el uso del bus
  • En el exterior delantero hay una superficie que baja para que dejes la bicicleta
  • En lugar de haber timbres para solicitar que el autobús pare, te encuentras un cable a lo largo de todas las ventanas. Si quieres parar, tiras un poco y suena... Algunos tienen el timbre, pero no todos. A mí me sigue sorprendiendo, como si al tirar del cable no fuese a sonar nada... pero creedme, ¡funciona! (Lo podéis ver en la foto)

sábado, 11 de octubre de 2008

Buenas noticias de los impuestos

Así es, los impuestos que tienes que pagar van en función del producto en sí. En productos básicos como la fruta, no hay. Otra cosa es que vayas a tomar un café, ahí el tema es distinto.

Hablando con la familia he podido averiguar una cosa muy importante y que creo que no sabe mucha gente -puesto que todos se quejan de las taxas-. Al parecer, si conservas los tickets de compra, en el aeropuerto te devuelven lo que has pagado. Cuando mi madre canadiense me dijo eso, le pregunté muy extrañada que a qué se debía. Y sin dudarlo me dijo que es porque no soy residente...
Así pues, si conocéis a gente que se encuentre en este país, ¡comentárselo! A mí me parece algo de lo más estupendo, ¿a quién no?

jueves, 9 de octubre de 2008

¡Taxas!


Cuando viajas a otro país es un alivio que su moneda esté por debajo de la del tuyo, y más en los tiempos que corren...
Venir a Canadá es una buena idea, incluso por eso. No obstante, las diferencias se van acortando y hay un detonante que desequilibra la balanza: ¡Las taxas!

Entras en una tienda y lo primero que haces es fijarte en los precios... Si el coste es de 30 dólares, piensas por tu cuenta que equivale a 30 euros. En el fondo, sabes que no, eres consciente de que es menos, y para que os hagáis una idea -en este caso concreto- estás pagando por ello 21,75 €. Entonces, te tranquilizas un poco.

Cuando llega la hora de pagar, te das cuenta de que la realidad es otra, ¿por qué? porque las taxas no están jamás en las etiquetas y tienes que pagarlas hasta para tomar un café...

Ayer me compré una tarjeta canadiense para el móvil y lo vi de la forma más clara. De los 75 dólares que costaba (54,34 €) con su saldo y de más... el total fue de 84 (60,92€)

A pesar de todo, me sigue encantando este lugar del mundo...

martes, 7 de octubre de 2008

La prensa en Vancouver


La difusión de periódicos en Vancouver dista mucho de la que conozco en España. Rara vez encontrarás a una persona repartiendo la prensa, aunque hay que decir que cuando alguien lo hace y aceptas, sonríe y te lo agradece. Nosotros luchando por adquirir un periódico gratuito, sobre todo cuando vamos a utilizar el transporte público; y aquí es todo lo contrario.

Os preguntaréis cómo es posible que la difusión sea tan pequeña, pero la respuesta es sencilla. Si quieres un periódico vas a un buzón y lo coges. Es fácil de adquirir, aunqye suelen encontrarse en las calles principales y de negocios. Así, en ocasiones puedes ver uno y / o con suerte encontrarte dos o más, con lo que puede elegir el diario que quieres leer o coger los que haya.

También sorprende encontrar entr ellos al diario "Metro", que a pesar de que sabemos acerca de su vasta difusión, no somos conscientes hasta que estamos en otro país... ¡Y quién me iba a decr que lo encontraría en Canadá!

lunes, 6 de octubre de 2008

El Aterrizaje

El domingo 28 de septiembre llegué a Vancouver y hoy es lunes, 6 de octubre; esto significa que llevo aquí muchas horas y que ya me ha dado tiempo a repetir día. Así es que, el aterrizaje queda un poco lejos al momento actual en el que me encuentro. Éste hace referencia, por tanto, a mi llegada al mundo del Blog

La razón principal de este blog, -yo que me negaba a publicar nada de lo que pudiera escribir en algún momento-, se llama Dani. Ayer vi su primer post y quise entrar para dejarle un comentario, pero al no tener una cuenta, me fue imposible... Así es que, he decidido con esa excusa abrir un espacio en el que escribir de una forma más abierta.

Yo no soy nada constante, así que no esperéis encontrar escritos a diario, ni que pase un tiempo concreto entre comentario y comentario, pues ni yo misma sé con qué frecuencia vendré por aquí...
Espero que quien me lea, pase un buen rato y que quienes están tan lejos, puedan sentirme más cerca.

Un abrazo