viernes, 26 de junio de 2009

Coldplay, embajadores del verano

Tras posponer en dos ocasiones a una de las bandas con más tirón de la escena internacional, Vancouver ha sido el escenario donde disfrutar del pop-rock con el que Chris Martin y sus tres colegas deleitan al gran público. 

1800 personas se concentraron en el GM Place y no para ver al equipo de Hockey, Los Canucks, que dos meses atrás se quedaron a las puertas del trofeo cuando Chicago los echó de la pista de hielo en semifinales.

Después de Snow Patrol, unos teloneros dignos de ser más que aplaudidos, la espera fue de 25 minutos; un marketing lo suficientemente efectivo como para movilizar a gran parte de los invitados hacia la compra de palomitas, hamburguesas, cervezas y cualquier cosa con tal de matar a la espera. Por supuesto, ir al baño, quizá el momento más duro, en el cual comprendes porqué son 25 minutos... y es que, había más cola que en la entrada del estadio. 

Con tanto barullo, escaleras, puestos de camisetas y mostradores de comida rápida, la espera no fue tan larga, y tal como dijeron los intérpretes de Chasing Car, los británicos subieron al escenario.

Coldplay tuvo desde el primer momento una buena puesta en escena y a pesar de haber estado detrás, la magia y la conexión con el cuarteto londinense se mantuvo intacta en cada canción, donde la voz poderosa de su vocalista parecía no tener fin. Si la apertura no destacó por su originalidad -un telón transparente que separaba a los músicos del público-, el tema con el que arrancaron tuvo suficiente calidad como para envolverte en dos segundos, Life in Technicolor.

Entonces, Clock apareció en escena, siendo hasta hoy la referencia de Coldplay, algo que en pocos años podría considerarse mítico. Hubo tiempo para todo, canciones del primer disco, lanzado en el año 2000, Parachutes; mayor espacio reservado para A Rush of Blood to the Head (2002); y X & Y (2005), el álbum más corriente de todos, que podríamos decir, cuenta con un gran tema, Fix You. Por supuesto, la calidad del último trabajo donde se aprecia la madurez musical a la que Coldplay ha llegado tras diez años en escenarios con grandes temas como Cementeries of London, Viva la Vida, y cómo no, una de las más destacadas, aunque no popular, Lost.

Era 21 de junio, y a pesar de que la temperatura y el cielo de Vancouver hablaban de abril, con Yellow, el verano llegó a la burbuja musical en la que nos encontrábamos; incontables globos amarillos fueron lanzados desde el escenario creando una danza al compás de la música entre el gentío. 

El espectáculo rodaba sin parar mientras el vocalista iba de un extremo a otro con una voz que jamás le abandonaba. Llegaron grandes momentos  para el piano con canciones rockeras como Politiks y otros más tranquilos pero de una intensidad irresquebrajable como 42, una de las mejores del último álbum. Y el gran momento llegó con la propina cuando tras despedirse, tocaron The Scientist, un tema que a día de hoy ya ha hecho historia.

Coldplay dio lo mejor de sí de principio a fin y el buen sabor de boca que dejaron en nuestros oídos también llegó a nuestras manos con la entrega del nuevo álbum a la salida del concierto.

Aquí dejo uno de los mejores momentos, Yellow