martes, 16 de diciembre de 2008

Tres días, 300 artistas


Vancouver cuenta con una vida cultural que hay que saber apreciar y sobre todo, encontrar. No es tan fácil como en las grandes ciudades donde antes de llegar, sabemos lo que hay y lo que no. Quien va a Madrid y está interesado en el arte con que esta gran capital cuenta, sabe antes de aterrizar que El Prado es uno de los emblemas más visitados.
He oído en más de una ocasión que el museo no es para tanto y la verdad es que discrepo un poco, pues no se puede visitar la gran pinacoteca como el que pasea por el Retiro. Si bien es cierto que cuando uno va quiere verlo todo, esto puede ser un gran error, aunque tambien hay que tener en cuenta el grado de afición y las ganas que uno le ponga.
Lo mejor, por tanto, es ir al grano. Dar un paseo está bien, pero entrar en todas las salas puede convertirse al final en un laberinto, porque en un primer momento, casi todas las obras llaman al acercamiento, conocer el autor, cuándo se pinto, los materiales, saber un poco el contexto. Eso está bien, es una sensación agradable, pero es mejor quedarse corto que observar demasiado, porque llega un momento en que miramos, miramos, pero ya no vemos nada, y lo que en un principio nos interesaba casi pasa desapercibido... tal es la borrachera que llevamos de formas geométricas con personas y paisajes...

Si buscamos un poco de información sobre Vancouver, nos encontramos con El museo de Ciencias y el Antropológico como base inicial. Lo bueno es que, una vez aquí, ves que no sólo es eso, y además de las galerías convencionales, hay que estar con los ojos bien abiertos por si hay algún evento que no queremos perdernos. La familia también juega un rol importante, siempre va a saber más acerca de la ciudad que cualquier estudiante.

Uno de los acontecimientos más destacables es el "Eastside Cultural Crawl". Se trata de un festival anual en que artistas de la zona este de Vancouver, trescientos para ser exacta, abren las puertas de sus estudios durante tres días para todo aquel que quiera visitarlo. Aunque los precursores comenzaron en 2004, cuando cuatro artistas abrieron sus estudios; el encuentro se torna oficial en 1997 con la participación de cuarenta y siete artistas. Cada año se van sumando más y más como podéis comprobar.

En este festival pasa un poco como lo que he comentado de El Prado. Es imposible verlo todo en tres días, así que lo mejor es moverse por zonas o tener muy claro qué es lo que te interesa, saber dónde está y hacerte una buena ruta. Aunque lo que más predomina es la pintura, también cuenta con cerámica, fotografía, escultura...

domingo, 14 de diciembre de 2008

Ahora, nunca a deshora


Cuando llegamos a un sitio nuevo, a veces, dejamos que en unas semanas, la magia se esfume. Vemos otros lugares, pero no con la misma expectación que cuando nuestros zapatos estrenaron el suelo...

En los momentos en que me acostumbro a algo, mi consciencia se activa para recordarme que aún hay mucho por conocer, muchas calles por recorrer... y uno de esos momentos llegó cuando salí de la clínica. Puesto que iba con la idea de que las noticias serían buenas desde la noche anterior, que la doctora me dijera que no había nada roto, no me sorprendió mucho. Cierto es que una parte de mí estaba algo intranquila, pues nunca se sabe...

Con el 100% de la balanza en positivo, salí de la clínica con una amplia sonrisa. Las nubes habían abandonado Vancouver, y el cielo, azul, abierto para el sol, llenaba de vida a esta ciudad. Caminé por el tramo de una calle que nunca había visitado anteriormente y llegué a una zona que se llama
False Creek, es bastante amplia y la anduve tres semanas atrás, pero justo esa parte, no.

Hablé con mi madre para comentarle el resultado de la cita, mis noticias eran buenas, pero no lo que escuché al otro lado del teléfono. Molly, nuestra perrita, después de pasarlo mal, se ha tenido que marchar... Aunque en ese momento me puse muy triste, pensé en todo lo bueno que me estaba ocurriendo. Estar en donde quiero, que finalmente no me haya partido el dedo, la suerte de poder ir en navidades a Málaga, el SOL...


Seguí caminando, componiendo los pensamientos de colores positivos. Aunque el día era frío, yo no lo sentía... la estrella amarilla calentaba los pantalones negros -que si bien en verano es lo menos recomendado, en invierno es la mejor elección-.
Me iba fijando en todo lo que veía a mi paso, fotografiando con la mente aquello que más me gustaba y un nudo en el estómago reflejaba lo emocionada que estaba. Molly ya no va a sufrir más, las navidades están muy cerca, lo que me rodea es precioso, ¡estoy en Canadá!

A veces adelanto un pie, después otro, no pienso, sólo voy.

A veces camino, adelantar un pie significa avanzar.
A veces basta con observar lo que me rodea y cuando me quiero dar cuenta, paro en seco, miro hacia atrás y veo cuánto he caminado.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Eso está partido...


El martes por la tarde estaba en la escuela esperando a que unos amigos arrancaran para ir a tomar una cerveza. Hay quienes acaban esta semana su estancia en Vancouver, con lo que hay que aprovechar al máximo...

Después de consultar el correo, las noticias, tuenti, facebook y escuchar música; salí a la sala central, el núcleo de la escuela. Hay una mesa de billar... y haciendo lo que no debía hacer... es decir, deslizar las bolas bruscamente con tres personas más, tuve la mala suerte de recibir un golpe bastante fuerte en el dedo meñique de la mano derecha. Vi las estrellas, pero pensé que sería algo momentáneo...
Pasaron las horas y el dolor persistía...


Al día siguiente amanecí con la tercera falange morada y como algo me rozara esa parte del dedo... mejor no pensarlo.
¿Qué sucede con la gente cuando nos pasa algo?

1) El "Eso no es ná": A mí me pasó lo mismo, eso con un poco de hielo se pasa, estarás un poco molesta, pero no tienes porqué preocuparte.
Te acabas de dar el golpe, estás rabiando, pero por el momento sólo está un poco inflamado. No sabes si quedarte con las experiencias de los demás o empezar a pensar en buscar una solución más fidedigna.


2) La persona cauta: "Bueno, no tiene muy buena pinta, pero por lo que puedo ver, es una falange que si se te ha roto, no te van a tener que poner escayola. De todas formas, estate tranquila, ve al médico a ver qué te dice."
Ésta suele ser la persona que acierta, la que sí sabe algo del tema. La que piensa antes de dar sus argumentos acerca del incidente y las posibilidades que tiene la zona afectada en cuestión.

3) El médico pesimista o masa:
Lo más popular es la opinión fundamentada en lo que se ve y en la certeza de la intuición que surge al ponerse en lo peor: "Uyss.... por lo morado que está, yo creo que te lo has partido... sí, sí... no te lo puedo asegurar porque no soy médico, pero casi seguro"
Entonces es cuando piensas... "pueden tener razón, es verdad que está muy morado. Uf... y en 10 días voy a Málaga, ¿cómo voy a preparar todo y cómo voy a tirar de la maleta con la escayola?"

4) La verdad absoluta: Después de un duro golpe y dos cervezas, llega una a la casa de la familia canadiense. Como en principio no le quiere dar demasiada importancia, no dice nada. Pero cuando al día siguiente se lo ve, un poco pesimista se lo muestra a la señora de la casa, y ésta, antes de escuchar, tan sólo viéndolo, muy convencida y sonriendo, dice: "Te lo has partido".
Entonces, piensas en el seguro médico, es el momento de contactar y comprobar si es verdad que tienen cobertura internacional.

Tras llamar a Sanitas y explicar mi caso y el lugar del mundo en el que me encuentro, me dicen que en una hora me llamarán, que van a buscar una clínica a la que pueda ir en Vancouver.
Después de una hora y cuarto de espera, recibo una llamada de una chica muy amable que trabaja para Sanitas en Toronto. Vuelvo a explicar el caso... y espero hasta que da con el sitio al que puedo ir... Me dan cita para el día siguiente, estoy tranquila y pienso que en el peor de los casos, se trata del meñique... podría ser peor,,, el índice, dos dedos, un tobillo...

Por la noche, me toco la unión de las tres falanfes y cuál es mi sorpresa al comprobar que no rabio de dolor. Comienzo a mover el dedo y veo que puedo acercarlo hacia la palma de la mano, despacio y con cuidado, debido a lo hinchado que está... Sonrío y convencida pienso que, definitivamente, ningún hueso ha debido hacer "crash" dentro de la cúpula morada en la que se ha convertido el meñique y también pienso en la persona del segundo ejemplo, en lo acertada que creo que está.

...Y vuelvo a sonreír...

domingo, 7 de diciembre de 2008

La casualidad y la intención


La suerte, la mala suerte, el por los pelos, el casi, el azar. La realidad, como una moneda, tiene dos caras. Por un lado, la tuya, por otro, la de los demás...

Vas a la parada de autobús, a ciegas horarias, no sabes la frecuencia con la que pasa, no sabes si llegarás al mismo tiempo, un segundo antes o dos después... y sólo te queda pensar antes de girar la calle que ojalá lo veas en la parada que precede a la tuya...
Quieres cruzar la carretera, el autobús está a unos metros, quieres cruzar pero algo te lo impide,;los coches con un carril para cada sentido, uno que va, otro que viene, y entre tanto, la lluvia. Entonces, calculas el espacio entre vehículos, sabes que te da tiempo a ir al otro lado, y cuando lo estás haciendo ves que el autobús parece que está en una carrera y pretende hacer de la parada un bonus para ganar tiempo y con suerte, llegar un segundo antes a cada una de las siguientes estaciones para vencer y llegar al punto final sin pasajeros.
Haces señales de humo, está lloviendo, pero tu paraguas, horrible como es, siendo la garantía de que no se te va a perder ni nadie te lo va a robar... se abre y se cierra, mientras tus brazos se alzan pidiendo auxilio para no perderlo y así llegar puntual...
Pero no hay nada que hacer, el conductor te mira y no para porque te has quedado a cinco metros de la parada... y tú, ahora con los bajos de los vaqueros mojados, notando cómo te cala por dentro, después de los nefastos malabares, te relajas y te preguntas: ¡-¿Por qué coño no ha parado!?- Pero no hay respuesta y te quedas pensando en lo injusto que ha sido, que por dos segundos te hayas quedado en tierra... ¿qué habría sucedido si tu día hubiera comenzado un minuto antes? ¿qué habría sido si al salir de casa, no hubiera estado lloviendo y por consiguiente hubieras ganado el tiempo que perdiste sacando el paraguas y abriéndolo?

Y llega el momento de regresar. Sigues sin saber el horario, la lluvia es más persistente, pero tampoco vas con mucha prisa, tan sólo tienes que llegar a casa, y con la que está cayendo, te gustaría ahorrarte el diluvio en la caminata que hay desde la parada a tu puerta.
Esperas, esperas, confías en que no quede mucho para que llegue, que ojalá no haya pasado el último.. Piensas que por lo menos ahora estás en la parada y el conductor no va a poder pasar de largo, que ahora ganas tú la carrera. Piensas en la suerte, la mala suerte, el por los pelos, el casi, el azar. Piensas en los momentos en que has llegado al mismo tiempo, en los que te has quedado en tierra por un segundo, en los que te has quedado esperando una hora... en la de veces que has maldecido al transporte público... y sabes que lo que para ti es un juego o una putada, según se mire... para otra persona no es más que un trabajo con un horario fijo... que lo que para ti es incertidumbre, para otra es rutina. Que lo que para ti es casualidad, para la otra es intención... Digo intención porque lo de la casualidad y causalidad es algo que está tan manido que ya pierde la gracia... y cuando se abusa tanto de un registro como ése es que nos hemos quedado sin opciones y nos convertimos en simples jugadores de palabras muertas...

jueves, 4 de diciembre de 2008

Isla de Vancouver (Victoria)


Viajar por Canadá no tiene nada que ver con hacerlo por cualquier país de Europa. Teniendo en cuenta que es el segundo estado más extenso del mundo -precedido únicamente por Rusia-, es fácil hacerse a la idea...
Uno de los destinos que más me llama la atención es Montreal, pero basta mirar en un mapa para saber que se tarda prácticamente lo mismo en llegar a la Francia de Norteamérica que desde ese punto a Frankfurt, con lo que la aventura queda más en un comentario anecdótico que en una realidad. Poco más de cinco horas en un avión y has llegado a Montreal... ¡como para ir de mochileo en un autobús!
Está claro que el país ofrece más destinos, pero cercanos no hay muchos.

Me pareció muy curioso, hace unas semanas una profesora que tiene familia en Calgary, provincia de Alberta -donde el frío congela el tiempo- iba a ir a pasar unos días. Le pregunté si se tardaba mucho en llegar y me dijo: -No, sólo una hora y poco en avión. Fue muy gracioso, teniendo en cuenta que lo comparo con España... donde en poco más de una hora vas de Málaga a Barcelona por transporte aéreo y si alguien nos pregunta, decimos que está lejos. Pero aquí, eso no es distancia, claro... si tenemos en cuenta que lo de viajar en coche es casi una broma.

Vancouver disfruta del buen tiempo gracias a "Isla de Vancouver", la más grande de la costa oeste de América. Entre ambas orillas se encuentra el Estrecho de Georgia.
Por eso mismo, no sólo tenemos la opción de visitar grandes capitales y cadenas montañosas rodeadas de hermosos lagos.
En esta isla se encuentra la capital de Columbia Británica, "Victoria". Recibe este nombre por la que fue reina de Canadá y Reino Unido entre 1837 y 1901.

Cuando le dije a mi familia canadiense que estaba pensando en ir a la isla, pero más adelante porque sabía que haría sol, me dijo que ni se me ocurriera, que mis planes no pueden depender del tiempo. En eso tienen razón, la cuestión es que no me equivoqué de día sino de estación. Teniendo en cuenta que tienes que coger un autobús para ir al ferry y entonces, partir rumbo a la isla, te queda un viaje muy largo que es mejor posponer para el verano. El sitio en sí es muy bonito y da tiempo a visitarlo en un día.

Partí con dos amigas rumbo a la isla a media tarde, pero cuando nos subimos en el autobús para hacer todo lo que acabo de contar, ya era de noche... cinco de la tarde con el cuerpo de once de la noche...
Nada más llegar, nos dispusimos a buscar el albergue en que nos íbamos a quedar. El sitio en sí merecía mucho la pena, tanto el personal como las instalaciones y los clientes, todos jóvenes, proporcionaban un clima muy relajado y distendido. De las paredes colgaban cuadros con colores muy vivos; los pasillos y las puertas me recordaron un poco a la academia de arte de Caótica Ana.
Puesto que habíamos cenado en el barco, decidimos tomar una cerveza en el bar del albergue, donde esa noche tocaba música en vivo. He de reconocer que la voz del cantante no era muy allá, pero el conjunto en sí, con los amigos aplaudiendo y bebiendo, quedaba gracioso. Estaban como en casa y no tenían que mostrar nada a ningún público, sencillamente tocaban para ellos.
Para una vez que sólo queremos beber una cerveza y no comer nada... por el mismo precio tenías una tapa... así que nada, comer, comer y comer...
Ya que pretendíamos madrugar y la noche no estaba como para dar paseos... nos fuimos a dormir.

Amanecimos en Victoria con una mañana fría y nublada que amenzaba con lluvia. Tras el desayuno, nos dispusimos a recorrer el centro de la ciudad. Me gusta caminar observando todo lo que veo a mi paso, sobre todo cuando se trata de un sitio al que voy por vez primera y problablemente no vuelva a pisar. En un primer momento, no había mucho movimiento ya que era un día festivo, "Remembrence Day", fecha señalada que tiene lugar el 11 de noviembre y en la que recuerdan a todos los fallecieron en las dos guerras mundiales.

Tras encontranos con un desfile y ver el exterior del edificio legislativo, seguimos descubriendo la ciudad. Nos encontramos con una oficina de turismo y vimos que la mayoría de los lugares de mayor interés estaban cerrados. Por otro lado, la opción de visitar los jardines quedaba un poco a un lado, pues a mediados de noviembre no es una buena fecha para ver flores.

Al salir nos encontramos con un hombre muy simpático que por 10 dólares (cada una) nos dio un paseo en su pedicab, y la verdad es que fue la mejor inversión que pudimos hacer en la isla. Nos llevó hacia el barrio chino, nos dio varias fechas de los edificios históricos y los lugares más emblemáticos, también del bar más antiguo -al que por supuesto quise ir después, pero estaba cerrado-. No obstante, pude ver algo a través de la ventana y suponer que las paredes y la fachada son las mismas, pero que el lugar en sí, con los años se ha convertido en un restaurante de lujo.

A pesar de que no salió el sol y el frío era indescriptible, no nos llovió. Sin embargo, tengo la intención de volver cuando haga buen tiempo para así poder visitar los jardines, y por supuesto, el museo de B.C, el más imporante de toda la región. Tengo ganas de verlo, entre otras cosas, porque en este momento está cerrado el museo de Antropología de la universidad y es el único sitio donde se puede encontrar información acerca de las primeras naciones de Canadá.