domingo, 19 de octubre de 2008

Relajación e incoherencia; el desayuno


Me encanta desayunar sin prisas. Una mañana de domingo en la que despiertas tranquilamente, te incorporas, decides levantarte y llegas a la cocina en un estado que no queda muy claro.

Me encanta el sonido de los cereales adentrándose en el tazón y cómo el riego de la leche los eleva...

Me encanta desayunar tranquila, pero evitando que los cereales se conviertan en una masa blanda.

Me encanta cómo suenan dentro de mí, el crujir que resuena dentro de mi cabeza.

Me encanta desayunar cuando estoy recién levantada porque los pensamientos no terminan de ser coherentes, y parece que siga soñando... me encanta concentrarme en un pensamiento sin ser consciente de ello y de la misma forma, desde la inconsciencia, pasar a otro...

Me encanta desayunar porque es el momento de relajación y también el de diseñar.

1 comentarios:

Mara Sanmartín dijo...

Ese momento que nos dedicamos a nosotras mismas, el mio llega de noche, cuando todos duermen y me siento a perder el tiempo delante del ordenador, llega un momento de aburrimiento absoluto y es ahi cuando la mente empieza a divagar, es entonces cuando fluyen las palabras, cuando me reencuentro conmigo...
ahora q no puedo, echo de menos ese momento...un dia desayunamos juntas ok? cada una en su lado del café a ver q pasa
besitos lluviosos