martes, 18 de noviembre de 2008

Visado, el nuevo deporte de riesgo


Tras subir en una escalera mecánica a la primera planta de un edificio, atravesamos una puerta de cristal. Allí se encuentra un policía que dice:

-Lo que buscáis está en la sexta planta, pero hasta las 7:45 no podéis subir-.
-De acuerdo, gracias-. Volvemos a salir por donde hemos entrado y esperamos.
-No, tenéis que esperar abajo-

Con cara de no entender nada, volvemos a bajar en la escalera mecánica y esperamos en el hall durante unos quince minutos.

¡Bienvenidos al Consulado de Canadá en Seattle!


Si eres de Europa no tienes tantos problemas para estar en EEUU y Canadá como los que proceden de Centro o Sudamérica. Lo único que has de saber es que tienes permitido quedarte seis meses como turista, -eso implica que puedes estar en una escuela, pero no puedes trabajar-. Si quieres estudiar por más tiempo o conseguir un empleo, has de solicitar la visa correspondiente. Viajar a Canadá para estudiar inglés es un destino muy acertado, sobre todo si eliges una ciudad como Vancouver. Siempre que pensamos en este país norteamericano, lo primero que se nos viene a la cabeza es el frío que hará en invierno, los interminables días de nieve, las noches tan largas y la imposibilidad de salir a la calle por las extremas temperaturas que oscilarán entre noviembre y febrero. Y por si fueran pocas razones, siempre queda pensar en lo lejos que está... En realidad, Canadá, siendo un país tan grande, alberga varias posibilidades. Vancouver, situada a orillas del Pacífico ofrece un otoño frío y lluvioso, pero ambos son soportables. Además, el hecho de que llueva con tanta frecuencia hace que disfrutes y agradezcas los días soleados más que en España.

7:45- De nuevo la escalera mecánica, la puerta de cristal, y finalmente, el ascensor. Tres personas-contando conmigo- nos dirigíamos hacia el consulado; mientras una cuarta iba hacia la octava planta. Cuál fue nuestra sorpresa al ver que no hubo parada, el ascensor pasó de largo... y entonces, el que había logrado llegar a su destino nos dijo que hacía falta una llave para que el ascensor funcionara antes de las ocho...
Estuvo muy bien encontrar a dos personas non gratas en tan poco tiempo... Menos mal que alguien había llamado a la máquina que sube y baja y y por fin, llegamos a nuestro punto de destino...

Cuando llegas al consulado, tienes que pasar por un control... Que si la chaqueta, la mochila, el móvil... es como prepararte para viajar y quedarte en tierra, ya que sólo vives lo inseguro y lo incómodo de la situación.
Lo primero que tienes que hacer es coger número, y entonces, sólo queda lo mejor, esperar...
Dado que me llamaba "12", la espera no fue muy larga, lo justo para mirar a mi alrededor, una habitación con una luz opaca, fría, enferma; y un clima tenso. Sobre todo porque hay un policía dando vueltas y mirando continuamente como si estuvieras haciendo algo malo, como si fueras a atacar en ese espacio canadiense que se encuentra en el país vecino.

Después de revisar la documentación, contar el dinero una y otra vez, pienso que después de todo, nada puede ir mal. Tanto con el chico mexicano que conocí en el autobús, Daniel; como con la española que acababa de encontrarme, el tema de conversación estaba dedicado en cuerpo y alma a la visa.

Y por fin, el panel luminoso llama a "12"; me dirijo a la ventanilla 3, y le doy la documentación a una señora no muy simpática que se encuentra al otro lado. Me dice que me falta rellenar algo, y por ese mismo motivo tengo que volver a coger número...
Ahora me llamo de otra forma, soy "30", aunque suene más lejano, es más redondo, y quién sabe, quizá de suerte... ¡No! en realidad me entró un cabreo importante que guardé para mí por tener que volver a la "máquina bautizadora" de nombres instantáneos.

Espera, espera, espera... los números ya van desordenados y el consulado se convierte en la tómbola más lenta de la historia. Y entonces, llaman a 30 y corriendo voy a la ventanilla 4, entrego la documentación, y aún faltan dos cosas por rellenar... tan sólo tengo que escribir una palabra y una fecha, que es el tiempo que puedo estar en EE.UU... menos mal que me dejaron completarlo al instante.

Cuando por fin todo parece funcionar, me da un papel en el que tengo que rellenar dónde he estudiado el bachillerato y la universidad con sus corresponientes años. Más abajo, los viajes que he realizado en la última década, cuándo, dónde y por qué.
No pasa nada, tengo tiempo, no sé cuándo van a volver a llamarme para pagar el visado... espero, espero, espero... y 30 vuelve a aparecer en el panel. Esta vez me recibe una señora mucho más simpática, le doy los 105 Usa dollars y me responde agradecida y deseándome una buena mañana. ¡Esto es otra cosa!

Entonces, vuelvo a tomar asiento, y espero, espero, espero...miro las advertencias que cuelgan de la pared:
-No comida (podrían dejarte, con todo lo que esperas, entra hambre)
-No teléfonos (estaría bien para ir avisando a la familia, amigos...)
-No pistolas (está de más que haya que dejarlo por escrito y no se de por hecho, cuando lo lees, no sabes si reír o llorar.)

Si había olvidado la razón por la que no quería estar en EE.UU, el recuerdo viene tan rápido como una bala -nunca mejor dicho-. Lo siento, pero vivir en un país donde es más fácil obtener un arma que un visado, no es mi estilo.

Quiero ir al baño, pero espero por si acaso me llaman, y el tiempo pasa... lento porque mi número no es requerido; rápido porque hay que coger el autobús para regresar a la tierra prometida. Nunca antes había tenido tanto sentido como en ese momento "Quien espera desespera". En ese tiempo, la cabeza sigue dando vueltas, imaginando cómo será entrar en una de esas habitaciones, si será igual de frío que entregar la documentación; si habrá una persona educada, si será simpática, si tendrá un mal día. También si la decisión de concederte el permiso está tomada o si el azar juega hasta que tu número entra y cierra la puerta.

Voy al baño y Murphy aplica su ley. Menos mal que el chico mexicano, Daniel, llamó a la puerta para avisarme... después de estar más de una hora esperando para la última fase, ¡LA ENTREVISTA!

-Hola
-Hola
-Estás estudiando en Canadá
-Sí
-Estás haciendo un programa que finaliza en julio
-Sí
-No puedes hacer eso.
-Con cara de sorpresa, -¿por qué?
-Has pagado un curso que dura más de seis meses antes de obtener la visa. Has estado estudiando ilegalmente en Canadá.
-No, no, la escuela me dijo... hay muchos estudiantes que hacen lo mismo que yo
-No, las reglas son muy claras, y tu escuela debería saberlo
-Yo vine para seis meses y estando aquí decidí quedarme más tiempo, la escuela me dijo...
-No, te puedes quedar hasta marzo.
-¿No hay ninguna solución, nada que se pueda hacer?
-No, en marzo te vas

En ese momento, un millón de cosas me pasaron por la cabeza, sobre todo porque me gustaría haber dicho lo que no se puede decir. Me hubiese encantado hablar acerca de la cantidad de gente ilegal que tienen en el país, el incontable número de personas que vive en Vancouver sin techo, pidiendo, bebiendo, fumando y drogánose un día tras otro...
Me hubiese gustado decir lo que pensaba acerca de la razón por la que no me concedían la visa, que más estúpida no podía ser... tan sólo porque pagué el curso antes de obtenerla... ¿es un motivo tan significante? ¿un error tan grave? puedo estar seis meses y tan sólo llevo dos, ¿cómo va a ser un mal momento para prolongar mi estancia?

En ese momento supe cuánto me gusta Canadá y su gente, pero cuánto odiaba al consulado, como en cualquier país... es lo peor del gobierno, y me entristecía un poco pensar que ese espacio de Canadá en otro estado era tan diferente a lo que conocía...

Y pensaba en mi familia, en lo mal que lo pasaría si comunicaba la noticia. En las caras que tendrían si estuvieran conmigo en ese momento, en el abrazo que me darían, en las palabras de consuelo. También pensé en lo disgustados que estarían con la situación. Y entonces, decidí no decir nada hasta hablar con la escuela y tener una respuesta. No quiero que se preocupen estando tan lejos.

Sólo me queda pensar que los que trabajan ahí también son números, un día tuvieron que serlo para obtner ese trabajo... y se lo tomaron tan en serio, y se lo creyeron tanto... que renunciaron a ser personas para ser una cifra hasta que mueran. Números que firman, que sellan, que conceden y deniegan... números vestidos de jueces; pero números al fin y al cabo...

Cuando llegué a la frontera, las preguntas fueron aún más incómodas...
-¿Por qué has ido a Seattle?
-¿Por qué vienes a Canadá?
-¿Dónde vives?
-¿Cuánto dinero tienes?

Números disfrazados de militares que se otorgan el derecho de sembrar pánico. En las fronteras no somos personas, somos sospechosos. No somos turistas, somos intrusos. No somos personas libres sino borregos en línea esperando el toque de queda.



7 comentarios:

Anónimo dijo...

La vin, compae. Cuando un ser humano le tildan de número poco a poco pierde su humanidad, ¿no? En fin, espero que consigas hallar una solución y que no te tengas que volver en marzo.

Ahora entiendo la advertencia de las no pistolas, vaya a ser que alguien en un deje de normalidad le de un ataque de ira.

Mara Sanmartín dijo...

¡ey! ¿viste? era un gran tema para un post, estoy empezando a vislumbrar Paloma entre las palabras, estoy empezando a verte ahí y engancharme a la historia...
ganas de no quitar los ojos de la pantalla...

Besos

Psta: Malaga ya empieza a oler a navidad, solo falta q enciendan el alumbrado...

Silvia A. A. Vasconcelos dijo...

he escuchado la historia en vivo y expresado mis comentarios!!

Anónimo dijo...

A) Comprendo lo de no beber, porque del ataque de risa le espurrearía lo que fuera al capullo de turno y me mandarían para España en vueño charter de una patada en el culo, atendiendo a la ley de Murphy (si alguna vez tienes que contener la risa de verdad, ahí va a ser cuando la cagues).

B) Lo de no comer será para evitar los cortes de digestión por la noticia.

C) Las pistolas, es como lo de "me corto las venas o me las dejo largas?", osea, le pego un tiro al colega o me lo pego yo?

Salir fuera abre la mente, y te sirve para darte cuenta de muchas cosas que antes no eras capaz de ver.

Pero para estos momentos en los que el "bueno no te preocupes" no sirve de mucho, te he puesto una fábula árabe en el post "casualidades y causalidades" que, si no te sirve de ayuda espiritual, por lo menos igual te sirve para entretenerte.

Besitos reina.

CARLA

Luis Vargas dijo...

Hola !!!!


Muy triste tu historia pero als cosas pasan por algo...

espero que estes muy bien ahora donde quiera que estes ...

yo estoy en canada y me gustaria prolongar mi estancia.

a mi me negaron una vez la visa en el consulado americano, me senti muy triste con ganas de llorar pero bueno mi suerte cambio y estoy en canada quizas en la misma situcion que tu.

es por eso que si vez este post me gustaria me orientaras un poco .

llgue aqui en Enero me tengo que ir en Junio, y ahora estaos en Abril, me gustaria prolongar mi estancia, que opciones tengo?

estoy a tiempo? que tipo de visado es el mas conveniente?


Nota: vine como estudiante por menos de 6 meses


gracias te agradeceria tu ayuda/...


LUIS spi_2cg@hotmail.com

Luis Vargas dijo...

perdon me ekivoke es spit_2cg@hotmail.com

Anónimo dijo...

Hola! acabo de leerte...
ahora mismo es mayo, que te pasó al final?
estás bien?