domingo, 5 de abril de 2009

Nieve de transición



Si hay algo que caracteriza el clima de Vancouver es la lluvia, quizá proporcional para alimentar el gran parque que compite con el tamaño del centro de la ciudad, Stanley Park. 

Desde el comedor de mi casa hay unas vistas espectaculares. El ventanal da paso a una postal desde la cual se puede apreciar el contraste de una ciudad con interminables edificios y el verde del parque que acabo de mencionar. La primera vez que tus ojos se cruzan con ese paisaje, parece como si esa inmensa arboleda fuese una isla en algún lugar...

Pero si hay algo que me gusta contemplar cada mañana, que le da sentido al desayuno, es el resultado de una noche lluviosa. Cuando las nubes se instalan en la ciudad, una inmensa niebla les hace compañía. Entonces es cuando la postal cambia por completo y lo que con tanta nitidez puedes ver los días soleados, queda en una suposición, insinuosa y preciosa suposición.

Me gusta subir las escaleras que llevan a la cocina y ver cómo amanece en Vancouver. Si la lluvia no está presente, significa que la indescriptible fotografía muestra todo lo anterior más un fondo montañoso. De las tres estaciones de esquí con las que cuenta la ciudad, se pueden ver dos de ellas, "Cypress" y "Grouse". 

A pesar de que el mes de abril de la bienvenida a la primavera, los días sean más largos y las flores coloreen y den forma a lo que hasta entonces era un escenario desnudo... Cada mañana continúa siendo una sorpresa. Vancouver está en transición, es cierto, pero eso significa que tras una noche lluviosa, cuando voy a desayunar... puedo contemplar una nueva nevada en las montañas del fondo de la postal. 

Y me gusta esa transición en la que vive la ciudad, ese no saber qué va a pasar; el frío, la lluvia, el sol, las primeras flores y el milagro que en esta época significa la nieve.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buenas vistas y, cómo no, el factor sorpresa del wheather.
Rósio